Ni un golpe más

Las sombras del silencio

las sombras del grito

El silencio a pesar de las voces

Mata

La entrega del alma

la llegada del amor

La rosa de la vida

La sonrisa de la paz

Renace

El vuelo hacia las nubes

el encuentro con el mar

la brisa de la vida

La mirada al horizonte

Permanece

El desaliento del golpe

la caída desde las nubes

el desencanto

en el abismo de un vuelo

Duele

El abuelo que llora

El niño que se esconde

el silencio de las flores

la brisa que huye

Olvido

La primavera de la vida

El renacer de un río

Las montañas que braman

El horizonte que se alza

Vida

Tu mirada de niña

tu alma que grita vida

tu río de paz

tus raíces de cielo

No mas silencio

Tu vuelo perfecto

el calor de tu abrazo

tu beso de miel

y tu bello caminar

Grita

Juan Manuel Alvarez Romero©

Los relojes

 

 

 

 

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Los relojes

Nunca les pongo pilas
detener el tiempo
o que el reloj se detenga ante mi tiempo
Parar las sombras y las dudas
Dejar fluir todo lo que camine
y descubrir que tienes todos los días y las noches
Navegar en barcos imaginarios
o volar sobre los mares puentes
entre culturas y aromas
Saborear las raíces de la memoria
del cante del caminante
y dejar bajo tu frente el código del poeta

Poemas del día.- En Ares©2019

No más.

No más
Las palabras que dejas en tus silencios
Los silencios que dejas vacíos
Los que rompes con lo que dejas de hacer
Lo que dejas de hacer por buscar los sueños
Pero en todo lo que dejas y haces
en todo lo que sueñas y buscas
en todo lo que deseas y transitas
Está lo que no buscas y encuentras
No más…
En cada esquina te encuentras
en cada plaza gritas
En cada estación te modificas
en cada silencio pronuncias
en cada palabra perduras
No más…
que los silencios que gritas.
Juan Manuel Alvarez Romero, Mané En Málaga ©2013

Fragmentos

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(…)Como sentir la vida sin que se nos vaya en cortes indeseados, en sistemas que solo dibujan, recortan, colorean y pegan… eliminando las notas de la partitura original (…)

El tiempo del silencio.

 

 

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Los recuerdos nos dejan parados
siempre presentes, como en un espejo…
un día nos hacen caminar y después nos retienen en algún lugar…
lleva su tiempo, para retomar el vuelo de la memoria…
y al final siempre quedamos en ellos
de una forma u otra somos siempre parte del instante

del espejo
allá donde vayamos les perteneceremos
los nuestros y el de los otros…

memoria olvidada…

borrados…

escritos a veces

cantados

o

en el tiempo del silencio.

– © Juan Manuel Álvarez Romero.-

La controversia

 La condición humana.-

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Desde algún lugar


Cocinando un futuro
Desde algún lugar; un espacio,  tiempo indefinido… desde las horas aún perdidas con otras que nos absorben; en lo que nos desvincula de las realidades. En lo que nos atrapa en injusticias… lo que nos sumerge en delirios que atropellan todo aquello que nos desvincula y vincula a la vez.  En el día a día… en lo blanco o en lo negro… Lo que en definitiva forma parte del hoy ya pasado, para poder comenzar otro distinto, con nuevos sueños, otras realidades; en esperas y encuentros con lo más importante, nuestra propia existencia…
La felicidad no la encontramos en los mitos, ni fabulas de ser alimentados eternamente desde que nacemos, aunque en la fabula del mito, esta solo se alcanza tras la muerte, al entrar en el paraíso. Tan solo con alcanzar el pecho de la madre, y ser amamantado, ―la eterna felicidad―.
La otra felicidad, la que nos pone melancólicos por haber pasado ya, la que recordamos como parte de nuestras vidas, la que soñamos como parte de lo que somos y, de lo que queremos ser… aun por muchos años que pasen, siempre querremos ser más de lo que ya conseguimos, eso es innato, está en nosotros, en nuestra identidad.
Vamos caminando y recordando, buscando en nuestras huellas lo que realmente estamos haciendo, lo que aun está por llegar y en lo que vamos descubriendo. No, la felicidad no está en lo que queda por venir, está en lo que vamos caminando, en lo que vamos descubriendo, en lo que vamos haciendo.
Pero aun así, vamos buscando los mitos, en fabulas y sueños. Vamos siempre mirando tan al frente, tan al horizonte, que no nos damos cuenta de lo que somos, de lo que tenemos delante, ante nuestros ojos, porque siempre queremos ver más allá.
El día a día casi se olvidó, tan pronto como lo dejamos atrás, sin dejarle una huella en la memoria y, aun así, no pensamos en lo ya vivido.
Quizás la huella sea imaginaria, y no real, la inventamos para sobrevivir, la creamos en nuestra mente pensando que ya la vivimos tal como la deseamos y la convertimos en ficción; luego seguimos caminado pensando que la hemos vivido como real y nos creemos nuestro pasado.
No, no es así, si fuese así, que seriamos: seriamos fantasmas de nosotros mismos, sin una vida hecha, sin un futuro real. ¿Pero es posible vivir así? ¿Inventándonos tal como quisiéramos ser? No, no es posible. A no ser que nos fuéramos construyendo por el camino y en cada paso las flores fueran creciendo y, en cada amanecer viéramos los cimientos cada vez más alto, y más fuertes.
De todas formas miramos al pasado para aprender, ¿o no? Parece que la historia nos demuestra que tropezamos en los mismos errores, en vez de mirarlos para no cometerlos más.
La sociedad es el reflejo de lo que somos, compartimos los mismos derroteros, los mismos caminos; los estados, los gobiernos, los sistemas crean las necesidades del ser humano para poderlos controlar mejor, para sacarlos de sus realidades y llevarlos a las suya, así cuando nos damos cuenta estamos en el camino marcado por otros, sin darnos cuenta estamos consumiendo un producto creado para hacernos creer que somos felices en el mundo que nos tocó vivir… este juego viene desde la prehistoria, desde que se inventaron la vallas para separar, para aniquilar aquello que pudiera ser otra cosa diferente a lo establecido por los que inventaron las fronteras; estas fronteras  no son físicas ―son mentales…― las más peligrosas, las más aniquiladoras.

Reflexiones


Las promesas de las horas se van convirtiendo en tiempo, en silencios, en melancolías que nos acompañan y tienden a quedarse en nosotros.
Las promesas también nos llegan de voces externas, incluso del silencio externo. Es curioso como un silencio nos puede decir más que mil palabras; como entramos en un lenguaje de signos comunicativos de miradas, gestos y movimientos; sin realizar un estudio previo, lo llevamos grabados en la memoria innata, lo captamos en el aprendizaje de las edades, del caminar, de nuestros seres queridos y amigos, pero todo ello en un reconocimiento ya sabido, intuitivo, maravilloso.
Hoy y ayer, nos observamos de formas muy diferentes, cada día es desigual al otro, nuestros gestos varían en consonancia con nuestro entorno tanto habitual como extraño, y bueno, esto me hace reconocer a la persona que tengo enfrente, lo conozca o no, intuimos sus actos por como se comunica con nosotros.
El tiempo marca huellas al igual que las experiencias en nuestros rostros y, esto es otro tipo de señal, pero me preocupa mucho aquellos que no transmiten señales, que no transmiten sensaciones, a los que el camino les dejó sin huellas, sin experiencias que mostrar, y esto me preocupa porque normalmente son personas que se muestran y se ofrecen para dirigir, para mostrarnos caminos, me refiero a los que por regla general están en los lugares que nos importan o deberían importarnos, ejemplo, los politicos.

Metrópolis.


Metrópolis.
Confluir y fluir, encontrarnos en los mensajes llenos de códigos complejos que a su vez pueden ser creadores de encuentros, sensaciones que nos evocan momentos únicos y con ellos poder unificar un pensamiento. Un pensamiento que mire hacia adelante, que se expanda y vuelva a generar humanidad allí donde ya se perdió.
Todo comienza temprano, a eso de las siete, justo cuando suena la puerta del pasillo de la escalera del bloque de pisos donde habito.
Alguien sale, y por el sonido de los pasos sé que va con prisas. Aun no le conozco, como tampoco a ninguno de los vecinos, solo escucho sus pasos… les escucho hablar en el patio, y todos hablan y hablan de lo mismo… ―Realidad.―
Hoy llueve infernalmente, truenos que hacen temblar la tierra, la tierra que se mueve sin necesidad de truenos… movimientos inconcretos que no sé de donde vienen, pero que sin duda hacen que yo me mueva de mi asiento… las guerras son siempre lo mismo, siempre pienso que son planificadas para eliminar a seres humanos, no más, es la locura de no controlar el pensamiento, inquietante, trascendente, impávido, y sin sentido. De locos que han quedado atrapados en el tiempo, en un tiempo indeciso, perdido, sin lugar.
―Como salir de esta realidad de ciudad―.
Hoy camino por calles que me enseñaron juegos infantiles como también el juego de la vida y a la vez un infinito sentido del horizonte… un horizonte que hoy no sé donde está, pero que sin duda aparecerá tarde o temprano… lo busco y,  sé que está ahí, tras los edificios, en algún lugar.
―En el asfalto muchos horizontes se pierden―.
He regresado a la orilla de las horas que permanecí en silencio por otras que nacieron de la palabra. Las palabras que salieron de mí, quedaron atrás, sin memoria… he regresado al mundo de los sentidos, de los sonidos, de la música, de la regresión al pasado que siempre nos perturba en sonidos de ciudad que ya no dicen nada, ―Tan solo memoria―…
Dentro de las inquietudes de viejos ideales que ya no son ideas sino recuerdos… siempre recuerdos, siempre memoria inquieta que no cesa de hacer ruido… se deben dejar los ruidos antes que ataquen, antes que alguien los escuche realmente… esos sonidos que un día tomaron forma de pensamiento definido… ya nada es igual, viejas heridas que nos hacen retroceder a lugares perdidos en medio de la nada… en medio de los silencios que definieron la vida eterna y ya no es vida, sino un lugar en un espacio inconcreto, opuesto a lo que soñamos… , quedar en el olvido, solo eso, olvido.
Me pregunto por el estado de los principios que rigen el mundo, donde queda la palabra, la visión de lo humano, donde la verdad de lo real o la ficción… todo lo escrito queda en la memoria de quien lo escribió, otros quedan en la poca memoria de la historia. Pero realmente sin nuestro pensamiento solo nos quedan las verdades a medias de un mundo que se desinfla en mentiras sin clasificar… todo cambia,  tan solo es el principio de un cambio de disfraces… de escenografías, de un guión establecido por unos locos que ignoran el significado del ser, del humano… me pregunto si ser es posible, si lo posible es tan solo un sentimiento.
Las cosas más pequeñas del mundo nos sorprenden a cada paso, cada día de nuestra vida, y esto hace que lo posible si sea real, a pesar de no ser lo que creíamos ser… a pesar de ser lo que si somos… ―parte del todo―… parte de una comunidad que se expande y nos lleva más allá de lo soñado, de lo que queremos para nuestro futuro. De todas formas el equilibrio se pierde al tercer paso de una calle mojada, después sale luz de las paredes y reapareces sentado en una silla sin respaldo… opuesta a las sillas que salen de la nada… todas la formas de equilibrio conocidas quedan inquietas, sentenciadas al olvido… expuesto a las sombras que resurgen desde la nada… desde el desequilibrio de la soledad.
El deseo de lo perpetuo queda en nuestra existencia desde que nacemos, otras nos quedamos sin esa vitalidad existencial expuesta a la mirada de los otros que quedaron sentados en perpetuas siluetas de sal, en equilibrios sin sentidos y difuminados en nombres lejanos, sentados en bancos de parques creados para este fin… la inmovilidad.
Buscamos esa magia que nos saque de ser estatua de sal, y persistir en la memoria del horizonte…?
Recorrer calles, avenidas, … rodeado de ruidos infernales en busca del tren que sale temprano; salir de esta ciudad costará mucho más de lo que pensaba… salir para encontrar el equilibrio con la naturaleza, con el agua, con el cielo, con el aíre. Salir para sentir la vida, la esencia de lo que un día fuimos, de lo que un día percibimos como parte de este mundo, parte del universo, parte del todo…  definitivamente no se es de ciudad, realmente no se es de ningún lugar. ― se pertenece al mundo―  el mundo somos nosotros, nuestro pensamiento, aunque las sillas a veces estén puestas a la inversa del escenario de la vida.

Juan Manuel Álvarez Romero©

Pensamientos

Sentado ante la mesa del café, surge alguna imagen, movimiento o palabra; como en un lienzo blanco del cual surgen mil ideas abstractas que se conjugan en un sin fin de metáforas, cuentos, leyendas o misterios reales.

Por: Juan Manuel Álvarez Romero*
La mirada se pierde tras la sombra del toldo, junto al mar y la arena bajo mis pies; el café deja de humear y sin saber exactamente donde dirigir mi atención los pensamientos no paran en un sin sentido, al menos hasta que les encuentre donde asentarlos; los ojos no dejan de examinar lo que me rodea y, sin embrago mi cuerpo se siente relajado, tranquilo y distante de todo, sobre la arena, junto al sonido constante de las olas, la mesa con mantel de plástico y el café.
El periódico que solté al llegar junto a los cigarrillos y un libro de Onetti “Cuando ya no importa”, me avisa de que otros momentos se están moviendo en otros lugares, complejos, confusos, con verdades o sin ellas las palabras rellenan las páginas del diario. En este caso no leo metáforas, ni cuentos, solo posibles realidades que nos conciernen a todos, nos involucran a todos a seguir caminos que aunque no queramos nos obligan a seguir de algún modo, y los que no, deberían involucrarnos. Me repito una frase que se convierte en mi dogma, “La mejor forma de ir contra el sistema es tener nuestros propios pensamientos
Mis pensamientos siguen su periplo por el lugar, cabalgan entre las utopías y las mesas del café, con mi ojo, el de la nuca, persigo otras voces que hablan de cosas más normales que las que suelen pasar por mi cabeza en estos momentos, hablan del amor, hablan de sueños, de verdades y de cómo conseguir deseos; loterías, quinielas, vacaciones, sol, playa, también de la fiesta la noche anterior. Un grupo de jóvenes cuentan el número de novios que han tenido, otros,  los caballos de potencia de sus coches…
Mis ojos frontales buscan algo en que asentarse, quizás para buscar algún pensamiento concreto, algo más complejo para analizar ¿o quizás debería dejarme fluir?  No todo tiene que ser analizable, ni complejo; le doy un sorbo al café, después me acerco un cigarrillo a los labios, ¡aquí se puede fumar!
El sol busca esconderse tras la línea del horizonte, con una paleta de colores que me sorprende cada día, rojos, naranjas, violetas, amarillos… quizás el sol hoy se marche sin respuestas, o con las necesarias para poder descansar. Creo que a mi, aun me queda proseguir buscando en los pensamientos alguna pregunta o respuesta, aunque estos, los pensamientos, nunca nos abandonan y mostrándose de múltiples formas, significados, causas y efectos, simples o complejos, alegres o tristes, siempre están ahí, como el atardecer que nunca es igual.
De regreso a la mesa termino con mi café ya frío; observo que el cigarrillo se consumió entero en el cenicero dejando su forma definida en las cenizas y recordándome que el tiempo también pasa. La mirada se dirige entonces a la muñeca derecha buscando las agujas del reloj, el cuerpo reacciona al estimulo de sentir que el tiempo voló, la mano izquierda se dirige a recoger el libro de Onetti que ni siquiera pude abrir, la mano derecha atrapa el paquete de cigarrillos y el diario, la izquierda busca en el bolsillo alguna moneda para dejar en la mesa. Con la mirada busco al camarero y le indico que me marcho… Ahora creo que encontré nuevos pensamientos… distintos, pero pensamientos.
 Imagen titulada «Ante la mesa del café». Autor: Juan Manuel Álvarez Romero.

A ERNESTO SÁBATO Y UNA VIDA POR LA INTRANSIGENCIA

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“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”. Ernesto Sábato
                                                                                          
Hoy miré la prensa diaria para ver que ocurría en el mundo,  después de casi quince días sin saber nada de él, solo el mundo de mi escritorio, mis duendes corriendo sobre la mesa, en las sombras… 
Se ha muerto Ernesto Sábato y vino una sensación extraña a dibujar la mañana, como de una soledad más profunda en el mundo, como un dialogo imposible de dejar de abandonar  al recuerdo de mis diálogos y eternas discusiones con sus textos, un repaso sobre mi trabajo, y este documento que iba asomando su cabeza durante la semana en medio de la relectura de algunos puntos en los que aun nos encontramos alimentándonos vivamente de una generación de creadores que han recogido sus maletas y marchado a esa otra tierra aun indescifrable que es el territorio de la muerte física.   Y sin embargo en una especie de juego de la causalidad ha venido este momento a moldear las impresiones que queda sobre la mesa al hablar del juego creativo, del compromiso así suene anquilosado, de los caminos por hacer de la utopía una razón inherente a nuestra existencia una prueba de resistencia frente a un universo de soledad y simulacro de vida, -no-la-vida- que surge de nuestro mundo contemporáneo.
Estas ideas, pensamientos surgen como del primer momento como sortilegios, después del impacto, inciden en la vida propia como creador, como escritor, en eso que te recuerda que  todo lo que se hace es poco, si te despistas un poco descubres que te quedas en lo mismo, que si bien un estado de contemplación se antepone a una urgencia de manifestarse, en si lo esencial es todo, y que la creación está precedida por efectivamente momentos sublimes de soledad y contemplación y reflexión, pero que la urgencia de voces que incidan sobre la realidad, de palabra transformadora, reparadora de humanidad,  es una prueba de vida en medio de este silencio aterrador que nos invita a dar pruebas no de existencia colectiva, sino de individualidad con el slogan de libertad como bandera, cuando el sino del mismo sentimiento de estar perdido del esclavo antiguo nos cae a diario sobre los hombros.
-Sí, se que alguien me dice  que hay que sobrevivir, que sea más egoísta y que mire por mi, que no piense tanto en el mundo-  sé, pero no puedo mirar a otro lado, además no se puede ser menos egoísta que mirando hacia otro lado, es la prueba de mayor negación de si mismo olvidarse del mundo del que se hace parte, y es al mismo tiempo la muerte a la apuesta por otra forma de vivir, de crear, a esa impuesta a base de golpe y porrazo que solo se alimenta de  miedo… de la mentira.
“El hombre no solo está hecho de muerte sino también de ansias de vida; tampoco únicamente de soledad sino también de comunicación y amor” Ernesto Sábato
Al final los duendes caminan sobre todas las aristas de las mesas, la creatividad es dada al ser humano y llega a los rincones más insospechados, aliándose con aquellos que les den vía ancha; si lo pensamos un poco más los universos de nuestra imaginación han sido gestores de propuestas de vida, visiones del mundo, posibilidades insospechadas de  entender lo humano, las fabulaciones nos han llevado al descubrimiento de la belleza y a develar lo cruel de nuestras realidades sublimando en todo caso cada cosa que toca, pero ella misma en las manos del poder, ha sido  objeto por excelencia de creación del miedo, desolación, pobreza, angustia.
 El sentimiento humano es algo maravilloso, único, gentil, honesto, sublime cuando se encuentra, cuando no existe el duende de la mentira, del miedo… cuando los intereses sociales y personales tienen un dialogo continuo, casi indescifrable el lugar de la frontera, cuando se agotan los intereses y surge la motivación, la magia del encuentro, cuando muchas cosas son dadas por la vida para vivirse, sin esa necesidad de la plusvalía de los actos y las emociones!!
“El contacto con cualquier obra humana evoca en nosotros la vida del otro, deja huellas a su paso que nos inclinan a reconocerlo y a encontrarlo. Si vivimos como autómatas seremos ciegos a las huellas que los hombres nos van dejando…” Ernesto Sábato
 Encontrar ese estado, un lugar donde no existe la creatividad negativa es la tarea de toda una vida, de un camino entre sol y sombras que muchos seguimos en el empeño, sin buscar condiciones, pero que cada vez se vende más caro. La solidaridad hay que sacarla del bolsillo en cada esquina de la calle, en cada prueba que pida la vida que aun los otros existen y se les dibuja en el rostro una sonrisa al ser reconocidos, aludidos, la solidaridad y la apuesta creativa es una reconstrucción diaria de nuestra esencia  colectiva… una apuesta a inventarse uno mismo con los pedazos de una sociedad en la que la personas deambulan por la vida cada vez más solas y en la que es necesario recordar la vida (no-la muerte) en cada paso.
¿Que nos ocurre? ¿Por qué dejamos que nos separen individualmente, cuando sabemos que como colectivos somos más y más poderosos que la gran mentira, la gran máquina de la mentira?
Vuelvo a mi escritorio, a mis duendes, con un pie fuera en el mundo, se sigue porque es fundamental en la reflexión y en el crear la prueba de resistencia, y un poco un homenaje Ernesto Sábato, y en su más amplio significado, a ese quehacer que no desconoce al otro, que lo alimenta y lo acompaña, aquí entre tinta y palabras, entre papel y pinceles, entre nosotros con la confianza en continuar el andar,  desde estas letras que  recuerdan el abrazo eterno.
“Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos…”  Ernesto Sábato
                  
  Gracias Ernesto por estar y que allí donde estés reinen las utopías
                                                    
                                            1-Mayo.2011
                      Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 – Escritor y creativo multidisciplinar
                       Vanessa Torres Mayorga© 2011 – Antropóloga y escritora